Crónica: Sonisphere Festival 2012

25 y 26 de Mayo de 2012
Auditorio John Lennon, Getafe
Sonisphere Festival 2012

Viernes 25

Llegaba el Sonisphere Festival en su 4ª edición española con el cartel de ser, por el momento, el festival metalero de referencia este año 2012, siendo acogido por el municipio de Getafe por tercera vez consecutiva, aunque a última hora se decidió cambiar al recinto del Auditorio John Lennon en vez del Getafe Open Air de las 2 ediciones anteriores.

Este cambio de última hora fue bien recibido por los expectantes poseedores de entradas y bonos con derecho a acampada días antes de su fecha de celebración, ya que por un lado el mal recuerdo de las polvaredas habidas en el Getafe Open Air y por otro el buen sabor de boca que dejó aquel Getafe Electric Weekend del 2008 hacían presagiar que este año, con Metallica y Machine Head entre otros de vuelta al mismo recinto podríamos presenciar otro festival antológico, dentro de lo que cabe y con la crisis que está cayendo, claro.

Con este cambio de ubicación, el festival pasó a ofrecer un recinto de conciertos amplio, en zona asfaltada, con 2 escenarios al aire libre bastante distantes el uno del otro y una carpa para DJ’s, donde además, dado que el viernes 25 de mayo se jugaba en la cercana capital madrileña la final de la Copa del Rey de fútbol enfrentando al Athletic de Bilbao y al FC Barcelona, proyectarían el partido en una pantalla gigante. Por tal motivo también vimos bastantes asistentes ataviados con la camiseta de fútbol de su equipo, en la mayoría de los casos la rojiblanca del Athletic. Aunque a la postre tendrían que ahogar sus penas en kalimotxo y metal ya que fueron los catalanes los que se alzaron con la victoria por KO.

Pero en fin, volviendo al recinto, también destacar que como mejora al Electric Weekend de 2008 celebrado allí mismo, la zona de acampada se ubicó anexa al recinto de conciertos, como una extensión de éste en la misma avenida de John Lennon. El punto negativo fue la total ausencia de arbolado con su correspondiente sombra. Respecto a la dureza del suelo decir que no hubo problemas ni para clavar las piquetas de las tiendas de campaña ni para conciliar el sueño, no al menos por motivos de irregularidades del terreno. Lo del calor y la ausencia de sombra ya fue otro cantar.

Y digo que fue otro cantar porque en este contexto sobre las 12:00 a.m. llegamos el viernes a la zona industrial de Getafe donde se halla el Auditorio John Lennon buscando un sitio no lejano y seguro donde aparcar y descargar los bártulos. Nada más bajar del coche percibimos que, o en la meseta hace más calor que en el sureste, o ese día iba a ser el veranillo de San John Lennon.

Recordamos que en el Electric Weekend estuvo nublado y lloviznó constantemente, lo que hizo que, charcos aparte, el tiempo fuera más fresco y más ameno para la mayoría. Nos encaminamos hacia la zona donde se recogían las pulseras y ya vimos que muchos asistentes habían colocado el chiringuito en la zona de acampada y otros tantos se disponían a hacerlo. Se presagiaba una buena asistencia al festival.

Llegado el momento de hacer las colas en los accesos al recinto comenzaron las idas y venidas de gente a la espera de que la organización, a cargo una vez más de LTI (Last Tour International) fuese puntual. Y de hecho lo fueron, ya que prácticamente a las 16:45 p.m., tal como anunciaban, se abrieron las puertas del recinto. Y allí estábamos bajo un sol de justicia, en un recinto mucho más amplio que el que acogió al Electric Weekend de referencia debido en parte a la ausencia de gradas, buscando algo de sombra y bebida fresca en la carpa de DJs donde estaba una de las barras.

Nada más entrar vimos que un extremo del recinto rectangular se encontraban los puestos de merchandising, mercadillo y comida, menos abundantes los de esto último, y en el extremo opuesto estaba el escenario 1. A medio camino entre ambos extremos, la carpa de DJs. Antes nos fuimos a pillar las fichas ya que como es habitual en estos festivales no se puede pagar con dinero contante y sonante lo que consumas allí. Nos sorprendió gratamente la genial idea de que las fichas fuesen púas de guitarra, hechas de algún tipo de plástico, con el logotipo del festival impreso por un lado y nombres de grupos como Iron Maiden, Slash o Söber por el otro.

Dicho y hecho, birra fresquita en mano, y gorra puesta, me fui a situarme en primera fila del escenario 2, cerquita de la carpa de DJs y de las barras de bebidas para ver a la primera banda del festival, que no la primera en tocar, ya que este honor le correspondió a los hard-rockeros Six Hour Sundown liderados por Lauren Harris, la hija del mítico bajista de los Iron Maiden, en el escenario principal a las 17:20 p.m. en punto. Por referencias sabemos que el público que se acercó a verlos fue más bien a “verla” y a conocer el escenario donde más tarde tocarían los grandes del festival. En mi caso, con una diferencia de 10 minutos entre la apertura de un escenario y otro, opté por conocer al hermano menor, el escenario 2, donde esperaba disfrutar de otro vástago de los Maiden, en este caso Austin Dickinson al frente de Rise To Remain, banda londinense joven pero bastante elogiada por la crítica de los medios específicos tras sus dos trabajos discográficos en forma de EP (Bridges Will Burn) y su CD City of Vultures.

Y fue de este trabajo de donde se sacaron la mayor parte del repertorio que fueron desgranando unos ingleses que decían haber dormido 4 horas y allí estaban ellos, todos de negro, a más de 30 grados! Me gustó su Metalcore melódico bastante accesible para quien no le gusten los cantantes que abusan de gritar y los riffs pesados carentes de virtuosismo. Porque si hay algo que destaco de Rise To Remain es su guitarra solista Ben Tovey, que al igual que Austin Dickinson, además de tener una actitud positiva y de conexión con el público, también nos demostró que es un figura de la guitarra, un Guitar Hero en potencia y que a buen seguro debe llevar el peso compositivo de los temas de la banda junto con Austin.

En mi humilde opinión, este tipo va a tener una larga y prolífera carrera musical, si no se le tuercen las cosas. En cuanto a Austin Dickinson, se defiende en las voces melódicas y sorprende en las guturales ya que es capaz de sacar auténticos “Growls” que no se corresponden con su algo endeble apariencia. Eso sí, no paró de correr y animar al público, agradeciendo haber tenido tan buena acogida en su primera visita a España. A buen seguro volverán si se les presenta la oportunidad. En resumen, muy buena apertura de festival, con un público entregado, en su mayor parte fans de la banda, en 45 minutos que se pasaron volando.

A la misma hora que finalizaron Rise To Remain, las 18:15 p.m. los veteranos Corrosion Of Conformity entraron en acción en el escenario 1. He de reconocer que, una vez vista la enorme distancia entre un escenario y otro, con horarios solapados, así como la gran afluencia de público tomando posiciones en cada escenario para ver a sus grupos favoritos del cartel, me hizo tomar la decisión de no moverme demasiado de una punta a otra del recinto, con lo que a Corrosion Of Conformity los pasé totalmente por alto. Me interesaba más refrescarme un poco y volver al escenario 2 para presenciar la siguiente actuación y poder sacar unas buenas fotos y vídeos para disfrute personal y de aquellos que no pudieron ir al festival.

Y a las 18:35 p.m. allí estaban ellos, los galeses Skindred con su vocalista Benji Webbe como maestro de una ceremonia de reggae metal en todo lo suyo. Había escuchado poco a esta banda y en los días previos al festival hice por escuchar un poco más ya que su propuesta me parecía bastante original. Y más que original, lo que nos demostraron a los muchos asistentes a su concierto, es que son una banda divertida.

Se tocaron sólo 8 temas en 45 minutos, pero es que las intervenciones de Benji y del DJ fueron toda una lección de cómo meterte al público en el bolsillo siendo, en teoría, un grupo “comparsa” en el cartel del festival. Yo lo definí como si hubiera visto a unos Black Eyed Peas endemoniados, con mis respetos hacia unos y otros. Para quien no los conozca, tienen 5 álbumes en su carrera, el último titulado Union Black, repletos de ritmos Metal, Rock y Reggae aderezados con la voz versátil de Benji. Buen rollito en general altamente recomendable.

Aunque todavía hacía calor, cogí rumbo al escenario 1, donde a esa hora era insufrible estar por ser justo donde se ponía el sol y se hacía más difícil tanto tomar fotos y vídeos como alzar la vista sin sentirse un poco deslumbrado. A esas horas ya puedo decir que me había puesto más colorado que un guiri sin crema solar. Llegué con el concierto de Sonata Artica ya empezado, y a pesar de no ser un fan del Power Metal, hay que reconocer que los finlandeses son fieles a un estilo y puesta en escena dignos de ser considerados uno de sus máximos exponentes.

Me parecieron, en comparación con otros grupos del mismo estilo, algo más suaves o finos. De hecho, percibí que su público fiel no se destaca por alterarse ni montar los clásicos pogos o circle pit habituales en los festivales de metal. Tocaron un total de 10 temas, con todos sus trabajos discográficos representados. Llegado este punto, he de decir que no he mencionado la calidad del sonido de los conciertos que había visto hasta ese momento porque fueron todos bastante correctos por no decir buenos, incluido el de Sonata Artica. Y eso es muy importante cuando vas a escuchar a una banda de este estilo y calidad.

Cuando terminaron los finlandeses, teniendo en cuenta que allí mismo tocarían Limp Bizkit tan sólo media hora después, y que en el lejano escenario 2 ya llevaban tocando un rato Kobra And The Lotus, con la rubiaza Kobra Paige encabezando a la formación canadiense que, a buen seguro, dieron espectáculo con su heavy metal de lo más puro del cartel del festival, decidí permanecer allí y acercarme un poco más cerca del escenario 1. Hay una diferencia destacable en comparación a mi anterior experiencia en aquel mismo recinto cuando se celebró el Electric Weekend del 2008: en aquella ocasión pude presenciar varios conciertos en primera línea del escenario 1, pero esta vez fue imposible debido a que la organización reservó una zona llamada Black Circle en forma triangular donde accedieron quienes compraron los  1.000 bonos a un precio superior. Esto hizo que quienes no éramos los que se pudieron permitir este “lujo” tuviéramos que agolparnos contra la barrera metálica que separaba esta zona del resto del público si queríamos ver los conciertos desde la ubicación más privilegiada posible.

A las 20:45 p.m., tras empezar sonando la Marcha Imperial de Star Wars, en una versión algo más cutre que la que anteriormente nos habían dejado Skindred aderezada con una base rítmica en clave electrónica, aparecieron Fred Durst y los suyos, con un Wes Borland que una vez más nos dejó a todos flipados con su nuevo atuendo, una especie de paladín sadomasoquista, con peluca blanca, máscara carnavalesca con leds dibujando la silueta de un ave fénix y para rematarlo manchas de supuesta sangre en la entrepierna tanto por delante como por detrás. En definitiva, un look impactante que es lo que seguramente pretendía ser. Empezaron repartiendo leña de buenas a primeras con una reducida Why Try enlazada con Break Stuff. Destacar que Why Try fue el único tema de su último álbum Gold Cobra, el más flojo con diferencia de todos sus trabajos.

Hubo un par de detalles que rápidamente me llamaron la atención: uno fue ver a un tipo canijo mal disfrazado de Ninja filmando en video todo el concierto desde el escenario, con total seguridad fue una parte del show que no llegué a entender. El otro detalle, mucho más importante para todos los que somos seguidores de la banda es que era el primer concierto sin DJ Lethal, para mí uno de los pilares y diferenciales en los que se basa el éxito de Limp Bizkit. Su sustituto “dicen” ocupaba un puesto bastante escondido en el escenario y sinceramente no lo llegué a ver. Con todo esto, disfruté como un enano de los grandes temas que fueron tocando como My GenerationLivin’ It UpEat You Alive (con un invitado del público al que Fred Durst llamó para cantarla con él y que flipó él solito más que el día que perdió la virginidad), Take a Look Around  o My Way.

Hubo momentos en que la excitación del concierto decayó porque Fred Durst demostró tener más ganas de transmitirnos una imagen de aburrirse, con monólogos desganados, que de poner aquello patas arriba. Estoy seguro de que todos los que estábamos allí hubiéramos cambiado el Club de la Comedia de Fred por “Nookie”, que no la tocaron, en su setlist. Pero en fin, Fred Durst tiene ganada su fama por cosas así y eso ya lo sabíamos.

Lo que pasa es que es inevitable compararlos con la última vez que los ví en el 2010 en la sala Razzmatazz de Barcelona, mucho más a saco y con un setlist más extenso. En la parte final del show Fred llamó al escenario a todas las chicas que quisieran subir para tocar su versión del Faith de George Michael y el puntazo, preparado o no, lo puso una rubia con pinta de pija alemana que nos deleitó con sus pechos al descubierto con la palabra Faith pintada en negro. Después de eso, Rollin’ y para casita todo el mundo, ellos, que no el público, pues ya se había ido el calor con la llegada de la noche. Limp Bizkit no me dejaron con mal sabor de boca, porque me flipan, pero reconozco que fueron una pequeña decepción, la primera del festival, porque irremediablemente los comparé con los que vi 2 años atrás apiñados dentro de una sala como la Razz.

A esas alturas, he de decir que ya empezaba a sentirme cansado, y por ahí venían los platos fuertes de la noche, así que decidí seguir por los aledaños del escenario 1 para ver a continuación a Offspring, dejando de lado totalmente a unos Kyuss Lives! que no me enamoran ya que el Stoner no es tampoco de lo que más consumo. Los que sí lo hacen, dicen que estuvieron muy bien y que lo disfrutaron. Yo digo que menos mal que no me gusta de todo, porque si no, o hacen los festivales con menos grupos o yo muero en el intento por aprovecharlos al máximo. Aunque mejor será que mientras tanto siga haciendo lo que hice, que es seleccionar a mi buen criterio donde me reviento las piernas.

Y ya con la noche metida de lleno llegaron los eternos adolescentes Offspring, dispuestos a resarcirse de lo que fue, en aquel mismo escenario en 2008, uno de los conciertos más irregulares que han dado ante más gente. Y es que en aquella ocasión los fallos técnicos y parones constantes cortaron mucho el rollo del público, a pesar de que es innegable la calidad con la que ejecutaron todos los temas.  Esta vez sí, pudieron desarrollar su concierto con total normalidad, con absoluta calidad de sonido y con la misma fidelidad con la que instrumentos y voces sonaron en relación a sus grandes éxitos con los que la inmensa mayoría crecimos 15 años atrás, algunos adolescentes otros ya en nuestros veintipocos.

El concierto lo vi sentado en el césped de un lateral, viéndolo por las pantallas y disfrutando, a la misma vez que descansaba mis maltrechas piernas y espalda, de Come Out and Play, Original Prankster, Bad Habit, Why Don’t You Get a Job?, Pretty Fly (for a White Guy), para terminar con el himno Self Esteem. En total casi una veintena de temas cortos y directos a la sien de un grupo que ya se está convirtiendo en un habitual todos los años en festivales españoles. Perfectos como prólogo extenso y de lujo para lo que en breve estaría por aparecer en el mismo escenario 1, los más deseados de la noche, los míticos Soundgarden.

De nuevo, por permanecer en el mismo escenario 1, tuve que desechar a otro grupazo, los Paradise Lost que en el escenario 2 llevaban ya un casi medio concierto donde seguramente iban a estar desgranando temas de cualquiera de sus trabajos menos los que a mí más me impactaron en su día que fueron Icon y Draconian Times. Cosas que pasan con los grupos que dan giros radicales a su estilo. Un día los amas y al otro los ignoras.

Pero en fin, allí estaban Soundgarden para hacernos retroceder a los tiempos en los que el Grunge era religión musical y ellos sus apóstoles más melancólicos. Después de 15 años sin pisar un escenario por estos lares, viendo al Sr. Cornell en otros quehaceres con Audioslave o a Matt Cameron siendo un fijo en Pearl Jam, todos teníamos curiosidad y ese gusanillo en el estómago por miedo a que la reunión no saliera todo lo bien que esperábamos…

Pues bien, la cosa comenzó con los peores temores, con Searching With My Good Eye Closed, un mal sonido, un Chris Cornell con la voz rota, un Kim Thayil con una guitarra imperceptible, cosa que fastidia pues son los dos elementos diferenciadores de Soundgarden, y una puesta en escena, digamos, algo jurásica. En aquel momento, con el cansancio acumulado, volvió a mi mente aquel pensamiento de que “podían hacer los festivales con menos grupos”, pero en un acto de fe que coincidió con la mejora del sonido y de la voz de Chris Cornell conseguí seguir en pie.

Como un viejo pero potente motor que se fue engrasando tocaron un setlist que creo benefició a los más acérrimos seguidores de la banda donde aparecieron Spoonman, Jesus Christ Pose, Fell on Black Days, Outshined, Rusty Cage, Black Hole Sun, etc…en un concierto mítico, lleno de nostalgia, aunque sobrio y que a decir verdad nos dejó algo apáticos, tal vez porque a éstos sí que se les nota que están mayores y con seguridad porque el personal ya estaba reventado. Puede ser que el grunge tuvo su época, su sentimiento, y nosotros ya nos hayamos hecho a otras épocas y sentimientos.

Nota a destacar: Matt Cameron es el único que sigue estando hecho una máquina, qué manera de tocar la batería y darlas todas en su sitio. Impresionante. Kim Thayil y Ben Shepherd hicieron gala de su habitual actitud discreta en escena y a Chris Cornell sí que lo vimos un tanto agarrotado, hasta me pareció verlo cojear. Cerraron con Slaves & Bulldozers no sin antes tocar el único tema actual compuesto para la banda sonora de la peli Los Vengadores, llamado Live To Rise, en el que más que Soundgarden vimos que destila a raudales los derroteros por los que ha venido desarrollándose la carrera en solitario de Cornell. En fin, misión cumplida.

Y fue en ese momento donde me pregunté cómo diablos iba yo a aguantar el chaparrón brutal que tanto había esperado presenciar con Machine Head. En el Electric Weekend de 2008 los tuve que sacrificar para poder ver a Metallica en primera fila. Esta vez no se me daría el caso, ya que al tocar ambos en días diferentes y ya estar allí, en el mismo escenario donde acababan de terminar Soundgarden, lo tenía fácil. Fácil si no fuera porque la fe se me estaba acabando y mi cuerpo arrastraba el intenso día desde las 7 de la mañana que nos pusimos en carretera tras una semana de mucho trabajo.

Pero en fin, allí me quedé, sentado en el suelo como muchos, rodeado de vasos de plástico y colillas, que es aquí donde vengo a mencionar que las papeleras brillaron por su ausencia y vimos contenedores muy dispersos en los cuatro cantos del enorme recinto. Así que a esas horas el asfalto estaba recubierto de una capa irregular de desechos humanos. Mientras tanto Orange Goblin descargaban en el escenario 2, por donde hacía horas que yo no había vuelto a aparecer, su mezcla de metal pesado y stoner.

Machine Head es una de esas bandas que, como gran seguidor del metal más duro, de casi todo lo que termine en –core y lo toquen tíos con pinta de brutakos, me hacen partirme la crisma al escucharlos aunque uno ya esté viejuno. Por eso allí estaba yo cuando empezó a sonar la intro de I Am Hell (Sonata in C#), primer tema de su último trabajo Unto the Locust. Se me pusieron los vellos como escarpias dispuesto a echar el resto pensando que iban a tocar un poco de todo.

Y es que Machine Head ha realizado algunos cambios de rumbo a lo largo de su carrera y en todos puedo decir que me han satisfecho. Pues bien, quien me iba a decir a mí que empezar a escuchar el doble bombo de Dave McClain iba a suponer el mayor bajón musical sufrido por un servidor en un concierto. Automáticamente miré hacia la mesa de sonido preguntándome quien era aquél desalmado que estaba echando por tierra mi sueño al hacer que ese doble bombo tan preciso sonara con tanta fuerza que era imposible percibir guitarras y voz??!! Seguí allí esperando a que la cosa mejorase tal y como ya he visto suceder en otros conciertos, tanto en el festival como en otras ocasiones, pero nada de nada. Tocaron Be Still and Know e Imperium con la misma “calidad” de sonido y entonces me vine abajo.

Maldiciendo al técnico me largué a descansar y, aunque me paré un par de veces ya más lejos del escenario al sentir que el sonido mejoraba un poco, no sé si por la distancia o si porque el técnico por fin se había dado cuenta, acabé yéndome a dormir, que ya tocaba, y me perdí la segunda parte de un total de 8 temas que tocaron. Recuerdo estar ya tumbado cuando escuchaba a Robb Flynn agitar al público con su “oe oe oe oeee” que tanto le gusta. Demasiado tarde. Ahora Machine Head me debe una y no al revés.

Alrededor de las  4 de la madrugada me quedé dormido mientras en la carpa de DJs la fiesta seguía por cuenta de los dinosaurios del Heavy en las ondas Rafa Basa y El Pirata que amenizaron el resto de la velada para los valientes u osados que allí permanecieron. Pensé, con la poca lucidez que ya me quedaba: “Los festivales deberían tener menos bandas en su cartel” una vez más…

Sábado 26

Amaneció la segunda jornada del festival con una temperatura más fresquita, cosa que se agradece, y bien temprano nos pusimos en marcha ya que el sol y el jolgorio se los muchos asistentes se dejaba sentir por la zona de acampada desde las 8 de la mañana. Aproveché para darme un poco de higiene en las zonas de aseos y duchas que habilitaron dentro de dicha zona, los medios justos para tanta gente pero uno ya sabe a lo que va y lo que se puede esperar.

Dada la cercanía del casco urbano de Getafe con la zona industrial donde se ubicó el festival, no fue difícil pasar la mañana distraído pues en 15 minutos a pie estabas llegabas a una gran calle peatonal llena de comercios y terracitas donde tomarse las primeras cervezas, eso sí, después de un desayuno a la inglesa con zumo, sándwich y café para reponer energías de cara a la segunda jornada que nos esperaba, con total seguridad más larga que la anterior.

Así estuvimos hasta la apertura de puertas y se confirmaron dos cosas que desde bien temprano se hicieron notar: una, que el día iba a ser más fresco, con un airecito que se agradecía, y la otra, que si el día anterior habíamos estado allí presentes entre 30.000 y 35.000 personas, el sábado acudieron por lo menos 20.000 más. Metallica sigue teniendo tirón a pesar de que son ya habituales en España.

Hubo un ligero retraso y mayores colas en los accesos cuando ya pasadas las 17:00 p.m. se abrieron las puertas del recinto y nos fuimos a pedir algo fresco para acto seguido ponerme en posición de recibir la descarga de metal recio que nos tenían preparada los únicos representantes nacionales del cartel. Me refiero a Vita Imana, banda madrileña de Groove Metal con influencias de Sepultura o Soulfly, a los que sería un error ir a ver prejuzgándolos por sus similitudes con las bandas mencionadas, como si fueran una vil imitación de éstos.

Antes que ellos, a las 17:20 p.m. cumpliendo con el horario establecido, empezaron a tocar en el escenario 1 los suecos Sister, a los que tuve que obviar pues su Sleazy-Glam con unas pintas algo Death no tenía color para mi gusto al compararlos con Vita Imana. Los suecos, una mezcla de hijos de Mötley Crüe con Cradle Of Filth, a pesar de currárselo mucho en cuanto a actitud y movimiento en escena, usando las pasarelas del Snake Pit habilitado para el posterior show de Metallica no retuvieron mi atención. Volviendo a Vita Imana, decir que tras su prestigiosa aparición en el festival alemán Wacken Open Air de 2010, uno de los mejores a nivel mundial, se han ganado a pulso su reputación de apuesta segura en un festival de metal. Así nos lo hicieron ver, por suerte, a los que allí estábamos puntuales dispuestos a recibirlos con los brazos abiertos y los cuernos en todo lo alto. Y no éramos pocos, pues como he dicho su reputación les precede.

Con la intro 11°19’N 142°15’E, que también lo es de su último trabajo Uluh, sus miembros fueron entrando uno por uno, incluyendo a Miriam, la percusionista de rizada melena que es un elemento indispensable y diferenciador de su música y puesta en escena, y terminando con su vocalista Javi Cardoso entrando en plan vendaval para descargar Animal, también el primer tema de Uluh. Le fueron siguiendo temas como Crudo Invierno, Paranoia, Quizás No Sea Nadie o Romper con Todo, sintiendo en todo momento la enorme sintonía de la banda con el público, mejor incluso que la apertura de la jornada anterior donde Rise To Remain ya demostraron que abrir un festival no tiene porqué ser necesariamente síntoma de encontrar a un público frío. El máximo clímax llegó cuando todos los miembros del grupo se marcaron una intro de percusión al más puro estilo batucada carnavalera para enlazar con la aclamada Gondwana de su anterior trabajo En Otro Lugar. Terminaron con el temazo cuyo video es single de Uluh, titulado Un Nuevo Sol, para dejarnos a todos con ganas de más. Por suerte tendré la oportunidad de disfrutarlos de nuevo en el festival murciano Leyendas de Rock en agosto de 2012!

Una vez acabado el concierto de Vita Imana, empezaría todo un “tour de force” fruto de que había decidido ver a más grupos de los que había podido ver el día anterior, aunque fuese de forma incompleta y más alejado de las primeras filas. Así me fui corriendo al escenario 1 para ver a Mastodon, grupo que no es santo de mi devoción a pesar de reconocer su particular estilo y la calidad de sus músicos. Por algún motivo nunca me han llegado dentro y quería darles una oportunidad, a sabiendas de que el directo en ocasiones te hace cambiar la perspectiva que tienes de un artista a mejor, o a peor..

De esta manera me encontré presenciando un concierto de Mastodon, grupo que por las razones mencionadas anteriormente tiene una legión de seguidores y allí estaban unos cuantos miles. Clásicos entre los clásicos de las ediciones del Sonisphere, los estadounidenses poseen la particularidad de que 3 de sus 4 miembros se reparten las voces en los diferentes temas y así lo demostraron. Les vi en unos cuantos temas y sentí que no estaban en todo lo suyo, o que tal vez sea su manera de vivir el directo. Lo que sí es cierto es que sus fans coreaban y les empujaban constantemente, cosa que es normal por otro lado. No sé, tal vez sea un grupo que haya que escuchar con mucha paciencia, o que en una sala cerrada me puedan parecer mejores. De todas formas, decir que sorprendió al personal que de 12 temas se tocaran 10 de su último trabajo, lo que viene siendo un riesgo cuando eres una banda consagrada y tu público espera que hagas un recorrido por tus trabajos más aclamados.

Como tenía mucha curiosidad por ver a Children Of Bodom enseguida me marché rápido hacia el escenario 2, donde llegué con la suerte de encontrar una buena ubicación en un lateral cercano a la primera fila para ver a uno de los grupos finlandeses que para mi gusto más calidad y diversión destilan en el género del…llamémoslo metal nórdico. Porque a Children Of Bodom es difícil encasillarlos. A ratos les veo cosas de Power Metal, la voz es claramente Death, los teclados y algunos riffs me recuerdan el legado del dios sueco Yngwie J. Malmsteen, y su costumbre de hacer versiones y publicarlas, algunas de temas pop, les hacen ser una banda, como mínimo, amena. Sea como sea, tenía ganas de ver un espectáculo pues soy adicto a gran parte de lo que se produce en los países escandinavos y Children Of Bodom no podían ser menos.

Pues bien, otra decepción, ya que la calidad de sonido no acompañó. Y cuando escuchas música de este tipo tocada a esta velocidad con mala calidad de sonido suena todo un poco como a bola de ruido. Por eso duré unos pocos temas y me dio tiempo a escucharles tocar dos de mis favoritas: Shovel Knockout (la única de su último trabajo Relentless Reckless Forever) y Blooddrunk que también da título a otro de sus álbumes. Otros que a buen seguro dará gusto ver en una buena sala con buen sonido, y de hecho tendremos la oportunidad de hacerlo este mismo mes de junio en la Razzmatazz de BCN junto a Cannibal Corpse.

Y corriendo de nuevo me fui a ver a Within Temptation al escenario 1. He de decir que el metal con vocalista femenina es uno de los géneros que más me ha llamado siempre la atención. No sé el porqué, pero ya sean bandas del estilo más lírico como los holandeses, más progresivo como Epica o más brutal como Arch Enemy, están siempre entre mis bandas favoritas. Por cierto, un grupo como Guano Apes ahora que han vuelto a reunirse no hubieran sobrado para nada en este Sonisphere….

La cuestión es que a Within Temptation ya había tenido la ocasión de disfrutarlos en el Electric Weekend del 2008, y fue en el mismo escenario, con lo que una vez que salieron sentí una sensación agradable de deja-vu, con la gran diferencia de que me faltaba algo. El qué? Pues que enseguida me dí cuenta de que no estaba Robert Westerholt su guitarra solista y marido de la vocalista Sharon Den Adel, junto a la cual forman el alma de Within Temptation. En su lugar estaba una cara nueva, que no lo hizo nada mal, y percibí que ahora es el otro guitarrista, Ruud Jolie el que ahora lleva el peso de las 6 cuerdas y que tampoco lo hace nada mal. Ni antes ni ahora.

Más tarde supe que la ausencia de Westerholt se debe a que no hace mucho decidió no participar en las giras del grupo para dedicarse más a cuidar a los 3 hijos que tiene junto a Sharon. Menudo padrazo! Bien es cierto que puestos a sustituir es preferible que sea así a que haya que hacerlo con Sharon, porque ésta sí que es única. Siempre me ha enamorado su forma de cantar y de expresarse en directo. Sabe como transmitir positivismo en sintonía con la temática del grupo en todo momento y eso es de agradecer.

En fin, tocaron un setlist de 10 canciones precedido por un cortometraje a modo de intro (que creo nos aburrió a todos los presentes) de las cuales más de la mitad correspondieron a su último trabajo conceptual The Unforgiving. Aun así no faltó algún viejo tema como Ice Queen o Mother Earth para meterse a los más antiguos fans en el bolsillo, ni la exitosa What Have You Done para hacer mover al personal. Para mí estuvieron un poco por debajo de su anterior visita pero en su línea de buen hacer.

En este punto de la jornada, había decidido terminar de ver el concierto completo de Within Temptation completo para luego marcharme tranquilamente al escenario 2 y refrescarme la garganta mientras tocaban los más raros del cartel, unos tal Ghost, con tiempo de sobre de descansar un poco y prepararme para el festival que supondría ver a Enter Shikari en directo en ese mismo escenario. Ello supondría el sacrificio de no ver a Slayer. Y es que como decía en la crónica del viernes, en estos festivales vienen muchas bandas, y tus elecciones van a depender de lo que más te flipe en el momento actual, independientemente de lo que haya supuesto para ti algún artista tiempo atrás.

Para mí Slayer es con diferencia, el componente del Big Three al que menos caso le he hecho en toda mi vida. Si hubiera sido Megadeth allí hubiera estado en el escenario 1 para verles aunque fuera un rato. Pero no fue así y seguro que muchos me llamarán sacrílego o  descerebrado!! Pues sí, y a mucha honra. Pero me alegro de saber que los de Tom Araya lo dieron todo y reventaron durante 1 hora los huesos de los muchos que allí estuvieron para verles.

Yo iba a lo mío, me fui a la barra a tomarme una bebida energética y luego, botellín de agua en mano me fui tranquilamente a ver a los tal Ghost. Menudos hijos de la gran, la auténtica sorpresa con mayúsculas del festival. Para quien no los conozca, se trata de un sexteto sueco de rock oscuro o heavy doom como nunca había visto desde los primeros Black Sabbath (sin ser tan densos como éstos) con claras reminiscencias de Mercyful Fate y las melodías vocales de King Diamond.

Impecable ejecución de los temas con un sonido perfecto lleno de atmósferas siniestras llevado a cabo por 5 músicos ataviados con túnicas y máscaras de blanco inmaculado conocidos como Nameless Ghouls (Demonios o Necrófagos Sin Nombre) y cuyo vocalista que se hace llamar Papa Emeritus se nos presentaba con su habitual indumentaria papal haciendo honor a su nombre, también de blanco y con la cruz invertida presente en todos ellos.

Parafernalias aparte, y sin quitarle su importancia que es crucial en esta banda, todo el mundo coincidió en que fueron a verlos más por curiosidad de ver que hacían “esos payasos” que por gusto musical. Y ahí vino la sorpresa, pues musicalmente nos dejaron a todos con la boca abierta, pero no de risa sino de admiración. Tocaron 8 temas de su álbum Opus Eponymous y se llevaron aplausos y ovaciones que bien se ganaron en parte porque Papa Emeritus dicen que ha mejorado su interacción con el público en detrimento de su anterior actitud hermética. Tal vez hubieran salido abucheados si hubiesen abusado de misticismo, pero para eso ya estaban los Nameless Ghouls. Por tanto, acertadísimo el cambio de puesta en escena de la banda. Un 10 sobre 10.

Una vez terminaron Ghost, y con Slayer reventando el escenario 1, todo aquel extremo del recinto se convirtió en una marea humana que se dirigía rumbo a dicho escenario donde después tocarían los más esperados del festival, Metallica. Mientras tanto, en el escenario 2 nos quedamos 4 gatos para ver a unos ingleses radicalmente diferentes a los suecos misteriosos. Se trataba de Enter Shikari. Recuerdo el montón de críticas que suscitaron cuando la organización anunció junto con Limp Bizkit su inclusión en el cartel, siendo a la postre las penúltimas confirmaciones. Respeto y entiendo a los metaleros más true en su deseo de tener un festival lo más Heavy posible, pero al mismo tiempo les recomiendo que antes de criticar lo piensen dos veces y acepten que la organización busca un festival más variado y no algo más cerrado como pueda ser un Hellfest o Wacken.

Personalmente a Enter Shikari los había visto ser mencionados unas cuantas veces en medios de prensa musicales y pensaba que se trataba de algún grupo tipo Kasabian o Panic! At The Disco. Craso error!! Hice por conocerlos, escucharlos y ver vídeos, para empezar a cogerles bastante el gustillo. Tampoco es que sean Bring Me The Horizon en cuanto a estilo, pero lo que tenía claro es que vendrían al Sonisphere a liarla parda! Y es que no puede ser de otra manera cuando eres inglés, te juntas con tus colegas habiendo mamado punk, new metal y electrónica del rollo The Prodigy, y con un cerebro creativo a la cabeza llamado Rou Reynolds te dispones a hacer música.

Con todo esto, no éramos muchos los que nos habíamos apostado enfrente del escenario 2 cuando aparecieron 2 niños pijos ingleses con guitarra y bajo, un batería sacado del equipo de remo de Cambridge y un tipo canijo con bermudas beige y camiseta de C&A micro en mano. Yo pensé que aquellos guiris se había equivocado y que la fiesta universitaria era en Salou. Mejor así, ya que empezaron a darnos hostias sónicas a diestro y siniestro y aquello se revolucionó de tal manera que, o bien llegó gente que dejó de ver a Slayer o los que iban a pillar sitio para Metallica se pararon a disfrutar un rato de algo que no esperaban.

Es un poco difícil definir con palabras el rollo que se llevan entre manos Enter Shikari, pero digamos que se trata de no parar de moverse de un lado al otro del escenario con cara de zumbados mientras tocas temas que alternan partes vocales de hip hop, sonidos nu-metal, pop-punk y electrónica. Un festival, vamos. Mejor escucharlos para entender de qué hablo.

Su setlist fue variado y tocaron 11 temas, 7 de los cuales corresponden a su último y más maduro trabajo A Flash Flood Of Colour. Eso sí, no dejaron de tocar brutales temas como Juggernauts, Mothership y Sorry, you’re not a winner, clásicos que ponen a la peña a botar como energúmenos (a imagen y semejanza), para cerrar con Zzzonked y Rou dándose un paseo en el escenario encima de un carrito con ruedas de los que usan para el material del concierto. Mención especial al trabajo que tuvieron los pipas, que imagino serían de la banda, ya que de ser de la organización los hubieran hinchado a palos por haber puesto en peligro el escenario entero. Con absoluta certeza estos tíos deben tener contratado un buen seguro tanto de daños personales como materiales.

Así que, tras terminar la fiesta de Enter Shikari tomé rumbo a ver el espectáculo de Metallica en el escenario 1. Ya los vi en el Electric Weekend del 2008 y quedé impresionado por la perfección con la que tocan y la energía de la que siguen haciendo gala con el paso de los años. Metallica para mí, como para tantísima gente, representa el heavy metal en sus más altas cotas de éxito y calidad, así que no podían ser inferiores a nuestras expectativas y marcarse un concierto antológico una vez más. No voy a entrar en largas descripciones ya que crónicas de Metallica en el Sonisphere se habrán escrito cientos, pero sí voy a dejar claro que no vinieron a tocar el Black Album y punto, como muchos pensábamos.

Porque yo mismo no me quise interesar por ver los setlist que estaban manejando en esta gira justo por dejarme sorprender el sábado. Fue así que me agradó ver cómo empezaron su concierto con la ya clásica banda sonora de El bueno, El Feo y El Malo (The Ecstasy of Gold de Ennio Morricone) y a continuación empezó la descarga con clásicos como Hit the lights, Master of Puppets y For Whom the bells toll, junto con Hell and Back de su último trabajo en estudio Death Magnetic poniendo punto y aparte antes de empezar el espectáculo cinematográfico, apoyado en la siempre presente pantalla de vídeo que era todo el escenario a lo alto y ancho, unido a las dos pantallas laterales propias del festival donde se proyectaban las imágenes del propio concierto.

Y es que como introducción al repertorio completo del Black Album emitieron un mini documental sobre el lanzamiento y la gira de tan maravilloso disco. En todo momento hicieron vibrar a los más de 50.000 espectadores que se congregaron para ver un espectáculo de audio, video, pirotecnia y pelotas gigantes lanzadas sobre la marea humana, terminando con los bises de Battery, One y Seek & Destroy. E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-O grandioso el vivido en la noche del sábado 26 de mayo de 2012 rebasando la línea de la madrugada del domingo 27. Una fecha para recordar.

Reseñar que hubo una alteración en los horarios previstos en el festival, retrasado en media hora el concierto de Evanescence tras el de Metallica y pasando a los Fear Factory al escenario 2 después de Clutch más o menos a las 3:00 de la madrugada.

Tras Metallica, y a sabiendas de que a mis piernas sólo les quedaban energías para trasladarme hasta la zona de acampada y dormir, ya que al día siguiente teníamos un largo camino de vuelta a casa y un madrugón para salir temprano y evitar aglomeraciones tanto en el recinto como en la carretera, decidí sentarme a esperar el concierto de Evanescence en el mismo escenario 1. Al retraso ya anunciado por la organización se le sumó 1 hora más, pues desmontar toda la parafernalia de Metallica y montar la de Evanescence, mucho más simple pero de la misma manera cuidadosa no pareció una tarea fácil ni rápida. Así que volví a pasar un buen rato sentado, como todo el mundo, rodeado de muchos más vasos de plástico que la noche anterior.

Sobre las 2:15 de la madrugada saltaron al escenario Evanescence con la única miembro original de la banda Amy Lee al frente tras numerosos cambios de formación. Para los que en su día conocimos a Evanescence con aquel Fallen récord en ventas siempre se echará en falta al guitarrista Ben Moody, a pesar de que su sustituto Terry Balsamo no lo ha hecho nada mal y se ha ganado su puesto desde la marcha de aquel. Como ya he dicho anteriormente, me gustan bastante las bandas de metal con vocalista femenina, y Evanescence no podía ser menos, aunque reconozco que les había perdido un poco la pista y la volví a retomar unos meses antes del festival con su último trabajo de título homónimo, en el cual basaron la mitad de su setlist.

Resumiría el concierto de Evanescence como un concierto correcto, profesional, sin altibajos pero también sin momentos altamente emotivos, que es lo que se le supone debe tener una banda cuya líder femenina toca el piano y canta como los ángeles. Sí que hubo momentos más vitoreados como cuando tocó Bring me to life para cerrar el setlist y el bis de My Imaginary, pero antes de eso ya habían tocado el concierto entero. A mí me gustaron sin alardes y cumplí con verlos que era algo que me apetecía desde hacía muchos años.

Y aquí es donde musicalmente terminé mi periplo por esta edición del Sonisphere, la mejor de todas para la mayoría de asistentes, pasando de puntillas por delante del escenario 2 donde los franceses Gojira, siempre haciendo alarde de su técnica se marcaron (dicen) 1 hora de metal intenso y repleto de calidad. Como están en ciernes de sacar nuevo trabajo, presentaron un adelanto con el tema que le da nombre L’Enfant’ Sauvage, además de otros temas de sus trabajos anteriores From Mars to Sirius, Terra incognita y The Way of All Flesh que ya había podido disfrutar allá por el 2008 en una gira con In Flames, a quienes por cierto tendré el placer de ver de nuevo en el próximo festival candidato a quitarle el puesto a este Sonisphere, que no es otro que el Costa de Fuego en Benicassim que en su primera edición se está haciendo de rogar con las confirmaciones.

Y eso es todo, tanto a Clutch, banda de Stoner (no santo de mi devoción) formada en Maryland, USA, altamente aclamada en parte gracias a la voz y personalidad de su vocalista como Neil Fallon, como a Fear Factory a quienes vi en el festival Gods of Metal en Turín, IT hace un par de años, los dejé repartiendo caña más allá de las 3:30 de la madrugada para irme a descansar con la cabeza llena de imágenes positivas sobre un gran festival que creo ha colmado las expectativas mías y de la mayoría de público, alcanzando, según las estadísticas de la organización un total de más de 92.000 personas entre los 2 días. La mejor noticia que podíamos recibir para soñar con que el año que viene, una vez más, podamos disfrutar de grandes nombres del rock y el metal, así como inesperadas sorpresas positivas que al fin y al cabo son las que te dejan ese puntito diferente en tus recuerdos y te abren aun más tu universo musical particular.

Manu Hernández

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