13 de Diciembre de 2011
Sala Caracol, Madrid
Zebrahead
Fueron una de las visitas más esperadas de los últimos meses, y podemos decir con certeza que Zebrahead no decepcionaron. Los californianos revivieron el espíritu punk-rockero que pareció desaparecer hace ya algunos años, y demostraron que si las viejas maneras se llevan a cabo de forma adecuada, no hace falta cambiarlas. Nos hicieron acostarnos literalmente para después no parar de saltar en alrededor de hora y cuarto de actuación.
Comenzaron como viene siendo habitual con el tema que abre su último trabajo “Get Nice!”. Hablo de Blackout, un tema rápido y con mucha adrenalina. Enseguida fue fácil que el público conectara con un cercano Ali Tabatabaee, que no paro en todo momento de animar e incitar a pasar un buen rato. A estas le siguió Two Wrongs Don’t Make a Right y Jag Off para confirmar que Zebrahead habían comenzado con buen pie su segunda visita a España en apenas un año. Ricky Bobby, la siguiente, no hizo más que confirmarlo.
Para entonces el concierto se había convertido en un ir y venir de empujones, canticos, y por si fuera poco, trajeron un trocito de Hawaii al diciembre madrileño: un escenario decorado con palmeras y flores y hasta un puesto de bebidas al cual fueron invitados varios de los asistentes.
Así, no faltaron los saltos, las bromas pícaras e incluso crowd-sufring (aunque alguno acabó en el suelo). Todo esto acompañado con un setlist equilibrado de más de una veintena de canciones, repartiendo éxitos de toda la vida, temas de su último disco “Get Nice!” y hasta una versión del Oops I did it again de Britney Spears, sin olvidarnos del Wannabe de las Spice Girls.
Y cuando todo parecía terminar con su ya clásico The Set-Up, Matty, que por cierto, dijeron que cumplía veintiún años, ya sabemos como son estas cosas, salió primero de vuelta al escenario para comenzar tres bises, Get Nice!, Falling Apart y Anthem, que nos dejarían con las ganas de que todo volviera a sonar desde el principio.
Al terminar el concierto, rostros sudados y contentos abandonaban la sala con la agradable sensación de haber dejado fuera el frío invierno por un rato y haber disfrutado en buena compañía, porque como dijo Ali Tabatabaee “aquí todos somos amigos”.