¿Qué hacías hace 20 años? 1999 fue un gran año para la música. La confirmación está en estos diez álbumes tan míticos que seguro que hemos escuchado en más de una vez.
Foo Fighters – There Is Nothing Left To Lose
Después de la salida del guitarrista Franz Stahl, Foo Fighters montaron un estudio de grabación en la casa de Dave Grohl en Alexandria, Virginia, dándole como nombre Studio 606. “Fue uno de los momentos más relajantes de toda mi vida“, llegó a decir Dave en algunas entrevistas.
“Todo lo que hicimos fue comer chile, beber cerveza y whisky, y grabar cada vez que teníamos ganas“. Sin interferencias en el sello discográfico, los Foo estaban cerrando algunos acuerdos en ese momento. Lo que pasó después ya es historia. Singles como “Learn To Fly“, “Breakout” y “Generator” les llevaron a recoger el Grammy como mejor álbum de rock. No está nada mal para como empezó la historia, ¿verdad?
Rage Against The Machine – The Battle Of Los Angeles
Tres años después de “Evil Empire” (1996), Rage Against The Machine tenían muchas cosas que ofrecer. Un álbum con singles como “Guerrilla Radio“, “Sleep Now In The Fire” y “Testify” que debutó en el número 1 del Top 200 de Billboard, obligando al “Rainbow” de Mariah Carey a conformarse con la segunda posición. Un trabajo que tiene aún más valor, ya que un año más tarde, Zack de la Rocha dejaría la banda.
Blink-182 – Enema Of The State
El tercer álbum de estudio de Blink-182 fue el primero de Travis Barker. Un trabajo que cambió el pop-punk para siempre tal y como lo conocemos. Sus vídeos fueron una constante en la MTV. Un trabajo a la altura de “Dookie” de Green Day y “Milo Goes To College” de Descendents.
Red Hot Chili Peppers – Californication
Después de un trabajo como “One Hot Minute” (1995), Red Hot Chili Peppers reemplazaron al guitarrista de Jane’s Addiction Dave Navarro con el John Frusciante, quien abandonó la banda durante una gira por Japón en el apogeo de “Blood Sugar Sex Magik” (1991). Después de un periodo en el que luchaba contra su adicción a las drogas, su vuelta revitalizó al cuarteto, dándoles su hasta ahora disco más vendido.
Chris Cornell – Euphoria Mourning
La primera presentación de Chris Cornell en solitario surgió de un momento turbulento en su vida: Soundgarden se habían separado en 1997, su matrimonio con Susan Silver estaba llegando a su fin, y él mismo ha reconocido que en esa época solía beber mucho. Componer con Alain Johannes, Natasha Shneider y Josh Freese fue un paso muy grande en su carrera.
Slipknot – Slipknot
Si, era 1999 cuando surgió el movimiento Slipknot. Los de Des Moines cambiaron el metal con su álbum de debut, producido por Ross Robinson. Un trabajo inquieto, duro y extremo, con un sonido que mezclaba desde thrash metal hasta rap y música industrial. Es uno de los sonidos esenciales de aquel año.
Fantômas – Fantômas
Es curioso que Mike Patton fundara su propio sello discográfico para publicar los trabajos de Fantômas y le pusiera de nombre Ipecac (un jarabe médico usado para inducir el vómito), pero así es. Su debut es hoy en día otro de los sonidos imprescindibles de aquel año. De extraña composición, pero imprescindible.
Nine Inch Nails – The Fragile
Cuatro años y medio después de su segundo álbum, “The Downward Spiral”, Nine Inch Nails rompió su silencio con un anuncio de 30 segundos durante los MTV Video Music Awards en 1998, con una línea de “Into The Void” cantada sobre una melodía de piano. El álbum surgiría un año después, un ambicioso y emocionante doble trabajo sin el que no se entendería la historia de la banda. Sin duda alguna, uno de los mejores trabajos de Trent Reznor.
Limp Bizkit – Significant Other
Tras un discazo como “Three Dollar Bill, Y’all$“, Limp Bizkit presentaron otra de las obras maestras del numetal. Entraron a estudio después de la gira de Family Values con gente como Wu Tang Clan (Method Man), Jonathan Davis (Korn), Aaron Lewis (Staind), Scott Weiland (Stone Temple Pilot) y Les Claypool (Primus). El resultado fue una colección de auténticos temazos.
The Dillinger Escape Plan – Calculating Infinity
El debut de The Dillinger Escape Plan fue un trabajo que redefinió el metal extremo, juntando desde jazz hasta hardcore. Es al mismo tiempo el único lanzamiento de la banda con el vocalista original Dimitri Minakakis. Grabado por 2.000 dólares con el productor Steve Evetts, es un asalto total a los sentidos.