Día de invierno que anticipaba la primavera en Sant Jordi Club. Una larga cola y muchas ganas de ver a unos Korn rejuvenecidos. Es agradable contrastar que aún consiguen atraer público joven y no sólo los freaks que vivíamos bajo el amparo del nu metal en la década de los 90 y 2000.
Los primeros no se hicieron esperar. Hellyeah salieron con todo a caldear el ambiente, su groove metal estadounidense, capitaneado por Vinnie Paul de los míticos Pantera, consiguió aglutinar un buen número de asistentes a la primera fila y, aunque muchos no conocían la mitad de los temas de esta formación (me incluyo), el dinamismo de la banda y los tremendos aullidos de Chad Grey (que por cierto aleccionó al vocalista de Heaven Shall Burn en agudos) dieron un pistoletazo de salida a la velada más que decente.
Tras unas cervezas las ganas de ver a los alemanes si iban acumulando y la introducción de ‘Hunters Will Be Hunted‘ no hizo más que acrecentar esa expectación, pero tras un par de temas la energía se fue apagando, y es que los estáticos Heaven Shall Burn no acaban de plasmar la brutalidad de su repertorio en un escenario. Dejando de lado sus dos cortes finales, las implacables ‘Black Tears‘ y ‘Enzeit‘, las demás piezas de su setlist quedaron en un mero relleno durante el que muchos aprovecharon para ir al baño. No es que Marcus Bischoff no sepa hacer guturales, tiene un chorro de voz más que imponente, pero el contraste del directo con sus trabajos de estudios le deja al descubierto algunas vergüenzas. Con todo, tuvo un gesto amable al parar la maquinaria y preocuparse por un chico que había resultado herido en el circle pit.
Tras estas dos breves actuaciones, el Sant Jordi Club se fue llenando progresivamente para ver a los protagonistas de la noche: los veteranos Korn, que están convirtiendo el pie del micro del vocalista en un auténtico objeto de culto. Jonathan Davis y compañía están viviendo una segunda juventud y eso se nota en el escenario, “Siento como si tuviera otra vez veinte años” dijo en algún momento. Su nuevo disco, o sus dos últimos para ser exactos, les han dado motivos más que suficientes para seguir en activo unos cuantos años más, y lo que es mejor, con la banda original exceptuando al batería David Silveria. Las nuevas canciones funcionaron como un tiro, caso de ‘Insane‘ o ‘Rotting In Vain‘, casi igual de bien como himnos de la talla ‘Right Now‘, con el que abrieron un espectáculo cargado de chorros de humo y con un imponente telón dónde ondeaba la portada de su nuevo trabajo.
Es curioso como Korn saben sacar el lado más freak del público, y buen ejemplo es que la gente cantó a pleno pulmón su versión de ‘Word Up‘ y enloqueció al ver a Davis tocando la gaita para abrir ‘Shoots and Ladders‘, ya no hablemos del siempre sorprendente tema ‘Twist‘, una de las citas obligadas en cada uno de sus conciertos. El show si hizo algo corto, como comentaron algunos de los presentes al final, pero ‘Freak on a Leash‘ y ‘Falling Away From Me‘ pusieron el broche a una actuación de diez. Eché en falta, aunque suene impopular, algún tema de su álbum electrónico como ‘Get Up’ o ‘Narcissistic Cannibal’, aunque supongo que la banda californiana quiere dejar atrás esa etapa. No seré yo quien les diga lo contrario.