No sé cómo pero Paramore siempre se las ingenian para traer mucha frescura con cada uno de sus discos en un momento en el que la saturación por el mismo sonido llega a ser asfixiante.
Para esta vez, el trio ha visto como perdían a su icónico bajista y ganaban a su batería original. El regreso de Zac Farro fue visto por muchos como el de una posible vuelta a sus inicios más punk poperos, pero con lo que no contaban es que Zac también ha evolucionado a lo largo de estos años.
“After Laughter” arroja el borde más duro de su predecesor y acentúa su lado más pop, con guitarras y ritmos que arrojan un claro síntoma rockero. Ese que tras cinco discos sigue intacto después de los numerosos cambios de formación que han sufrido. Los ganchos uniformemente grandes y Hayley sigue teniendo una voz magnética (coro de “Rose-Colored Boy“).
No hay que dejarse llevar por el cambio estético hacia la nueva ola y el pop de los 80, porque es una representación superficial, no estructural, y “After Laughter” podría ser de largo uno de los mejores discos de pop del año.
Ten en mente el éxito de canciones como “Ain’t It Fun“, para muchos de lo mejor que Paramore han escrito en su carrera, y acto seguido escucha otras como “Idle Worship” y “Caught In The Middle“. Ambas tienen coros exultantes, guitarras planas, y momentos en los que Paramore sacan a relucir su lado más emo. En especial “Idle Worship“.
Bien, pues lo mismo podríamos aplicar a “After Laughter“, que aunque sea un trabajo azucarado, lleno de sintetizadores, todavía se hace eco del sonido “Riot!“. El primer single “Hard Times” se inicia como la mejor de los Hot Chip, concluyendo con un incontenible riff pegadizo en un outro con un toque Daft Punkniano.
“Hard Times” es un buen inicio para esta etapa. Pero no lo es todo. Ni muchos menos lo más representativo. Aquí encontramos canciones como “Fake Happy“, sonicamente perfecta e irresistible. Después de todo, Paramore no han olvidado como conquistarnos, y “26” surge en el momento perfecto. Una balada que va de menos a más pero que nunca decae.
“After Laughter” exhibe el rasgo más perdurable en Paramore aún cuando la situación es delicada, y nos deja a flor de piel un impecable disco de pop que nos dice las cosas como son, siempre con una sonrisa. Si todavía dudáis, tomaros una tarde desconexión con él y estaréis perdonados.