Dijeron que nunca pasaría pero aquí estamos. Es 2018 y tenemos nuevo álbum de Underoath, aunque quizá no sea del todo lo que podríamos esperar. Os explico. Hasta la salida de Aaron Gillespie, Underoath se caracterizaban por un sonido agresivo y caótico en el que predominaba un impecable juego de voces melódicos/gritos.
Con la salida de Aaron, a Spencer Chamberlain no le quedó más remedio que atreverse con los melódicos si Underoath no quería perder esa esencia. Una esencia que Spencer llevó en Sleepwave a su punto medio.
Quizá “It Has To Start Somewhere” no sea esa apertura tan potente de los Underoath de antaño, pero tiene algo. Un sonido más similar a Sleepwave que a los propios Underoath. Es como si tanto Spencer como Aaron hubiesen aprendido de sus proyectos en solitario para dar forma a unos Underoath más oscuros y rockeros.
Con canciones alejadas de su fe religiosa, ellos mismos han aclarado que ya no son una banda cristiana, más centrados esta vez en la perdida de la familia, libertad y el rumbo, es como si “Erase Me” estuviese pidiendo un nuevo comienzo para Underoath sin necesidad de perder su poder. O al menos, un descanso para volver a recuperar su energía.
Hay detalles muy significativos para pensar esto último. “Ihateit” es uno de ellos, su lado más pop. También “Hold Your Breathe” con uno de los mejores estribillos de todo el álbum, una mezcla entre los Underoath de antes y este nuevo crecimiento. “No Frame” sigue, temperamental, inquietante y eléctrico. Y “On My Teeth” coge el modelo clásico y lo actualiza, mientras que “Bloodlust” es quizá la más ecléctica y arriesgada.
Siempre impredecible, “Erase Me” no son los Underoath que conocíamos, eso es cierto, pero tampoco distan mucho si vemos sus proyectos paralelos y su crecimiento como músicos. Todavía hay algo de furia, de frustración sobre lo que pudo y podría ir mejor, salvo que en vez de gritar a la oscuridad, “Erase Me” lo hace hacía la claridad.
Lo mejor de “Erase Me” no es solo el simple hecho de que existe. Es que suena a Underoath en 2018. No, nadie sabía qué esperar, pero lo tenemos, y ahora tiene mucho sentido.