El Bilbao BBK Live estaba de aniversario y para la ocasión firmó un line up lleno de altibajos con un puñado de grandes nombres internacionales y muchas sorpresas por descubrir en la zona media del cartel. Protagonismo y hegemonía británica una vez más, para llamar la atención de la juventud inglesa, aunque a nivel personal, no me pareció que fuese el año con más presencia anglosajona. Con un sol y unas temperaturas poco comunes por estos lares, salvo las últimas horas del sábado, el clima se portó y eso es algo que siempre se agradece cuando toca subir a Kobetamendi.
Jueves 9 de julio
Dos propuestas bien diferentes venidas del norte peninsular se encargaban de calentar los Escenarios Heineken (Escenario 2) y el Carpa Stage. Los locales Larregi y los gallegos Novedades Carminha respectivamente fueron los encargados de empezar a mover a las masas, que poco a poco se animaban a subir.
Unos minutos más tarde y pegados a la entrada, Boreals, subidos al autobús de Red Bull ponían música a todos los asistentes que iban entrando. Para lo interesante que es su propuesta, moviéndose entre el Post Rock, el ambient y siempre coqueteando con la electrónica, no lograron captar la atención de mucha gente.
Mientras en el Bilbao Stage (Escenario 1) sonaban los ritmos indie pop de Of Montreal, no quisimos perdernos a una de las grandes revelaciones de la música Hardcore de los últimos meses. Los ingleses Marmozets, que ya acumulaban una buena cantidad de fieles en la Carpa minutos antes de su actuación, y nada más saltar a las tablas, todo el respetable se volvió loco y empezaron los saltos, pogos y circle pits.
La banda, liderada por los hermanos Macintyre, se ganó las alabanzas de todos los que asistíamos perplejos a sus extrañas composiciones que beben del Math Rock a lo Rolo Tomassi, con una lideresa que no se está quieta ni un segundo. El efecto invernadero que producía la carpa por el golpe intenso de calor provocó las primeras sudadas de prácticamente todos los que estábamos ahí metidos.
Pero mereció y mucho la pena poder ver en directo por primera vez en España temazos como “Why Do You Hate Me?”, “Born Young and Free” o “Hit the Wave”. Por cierto, tuvimos la suerte de charlar un rato con Becca (voz) y Sam (guitarra principal) en una entrevista que publicaremos en pocos días.
Desde ahí, salto de nuevo al autobús de la entrada, aunque nos doliera perdernos a Black Rebel Motorcycle Club. El rock instrumental nos puede, y la propuesta de Exxasens es una de las más interesantes de la escena, por lo que no podíamos faltar. Aprovecharon la ocasión para estrenar temas de lo que será su próximo disco y rescatar otros clásicos como “Eclipse”, “Eleven Miles” o “Your Dreams are my Dreams” pero esta vez en formato cuarteto, con el que demostraron defenderse perfectamente.
A pesar de que en su inició el concierto disfrutó de poco público, para el segundo o tercer tema ya éramos unos cuantos los que nos reuníamos bajo el autobús. De nuevo, sólo vimos de pasada la actuación de Future Islands en el Escenario Principal para disfrutar un rato del intenso y trajeado rock de Triggerfinger, llegando justo en el momento (quizá no el único) en el que su guitarra andaba haciendo crowdsurfing. La cosa prometía, por lo que nos quedamos hasta el final. El trío belga demostró llevar en esto casi tres lustros ofreciendo una de las actuaciones más relevantes de la jornada.
El jueves tendría dos grandes guiños a la década de los noventa, y el primero de ellos fue la presencia en el Escenario Dos de los clásicos Counting Crows. Un concierto que empezó muy arriba, recitando al de bien poco el que es uno de sus temas más conocidos “Mr Jones”, dejándose el “Accidentaly in Love” tema que hicieron para la B.S.O. de Shrek en la guantera y con el que quizá su actuación hubiese sumado unos cuantos puntos más. Lo dicho, buen empezar, buena presencia en el escenario, con una de las voces más características de aquellos años, pero ya. Marchamos a coger sitio decente para la actuación grande de la noche.
En 2012, Mumford & Sons con tan sólo un disco y medio publicado, reunieron a una buena cantidad de fieles, y entre eso y el hecho de haber encabezado Glastonbury el pasado año, se ganaron el derecho a ser uno de los protagonistas de este aniversario. Gran expectación por ver a Marcus y los suyos defendiendo un criticado tercer disco por su viraje hacia lo eléctrico y aparcar el folk animado que les llevó a la fama.
Arrancaron con “Snake Eyes” que tiene un crescendo continuo pero y le cuesta arrancar y “Wilder Mind” otro de esos temas nuevos, demasiado tranquilos y poco efectivos para poner a tono al público. Tuvimos que esperar a su tercer corte “I Will Wait” para ver a la gente botando y cantando sus letras a grito pelado. Decidieron tocar en el ecuador alguno de sus temas más reconocidos como la preciosista “Bellow my Feet” o “Lover of the Light”.
Por desgracia, decidieron dar más protagonismo a su más reciente referencia y tan sólo recuperar otros clásicos como “The Cave” o “Little Lion Man” para el tramo final, aunque escogieran “The Wolf” para cerrar de forma fiestera una actuación de la que nos esperábamos algo más, aunque en conjunto tampoco nos dejó mal sabor de boca.
Y de ahí, al otro guiño noventero de la noche. Dover nos esperaban en una carpa hasta arriba de gente para presentar su vuelta al rock. “Too Late”, uno de los singles de su último trabajo se encargó de abrir y demostró que la gente ahí estaba para disfrutar de sus potentes clásicos como “Serenade” o “Cherry Lee” que aunque tardaron en salir, fueron tocados.
A las Llanos cada vez se les ve más cómodas en un escenario y la verdad que dieron un recital, sobre todo en lo vocal, que sorprendió teniendo en cuenta los precedentes. Si que hicieron referencia a este “Complications” que vio la luz hace bien poco, pero nos regalaron un directo de algo menos de una hora, lleno de remembers a sus primeros discos, con el cierre por todo lo alto de “Devil Came to Me”.
Fue el momento de la separación, los adolescentes bailaban al ritmo de las trompetas y la electrónica de Capital Cities en el Escenario 2 y los mayores de 25 nos quedamos a “rockear” con las/los madrileños. Os podéis imaginar mi edad.
Nos perdimos los problemas técnicos de Disclosure, que se ve que a pesar de todo, montaron una buena fiesta en el Escenario Principal para disfrutar de los siempre efectivos Nueva Vulcano. Los catalanes son una de esas joyas ocultas del indie estatal.
Pero no de esos que repiten en todos los festivales veraniegos, sino los que a pesar de todo dan el callo ya sea en un Café Teatro ante 500 personas, o subidos a un autobús ante unas 100. “El Mirlo” y “Pop y Espiritualidad” de su último trabajo abrieron su actuación, que fue ganando público que planeaba abandonar el festival para bajar a Bilbao a medida que caían temazos como “Te Debo un Baile” o “Dulce y Ácida” coreados por unos cuantos que ya se animaban a bailar desde abajo.
“El Día de Mañana” con un estribillo cantado por gran parte de los asistentes fue la encargada de cerrar una de las mejores actuaciones de la noche aunque no muchos medios hablen de ellos. Poníamos fin a una jornada intensísima, llena de sorpresas y grandes recuerdos y con la alegría de que aún quedaba mucho festival por delante.
Viernes 10 de julio
Llegamos un poco más tarde a Kobetamendi entre otras cosas por el intenso calor que hacía en la capital bizkaina (rozando los 40 grados) y, por que no decirlo, el cansancio de la jornada anterior. Era el día raro del festival, cabezas de cartel que apenas fueron apoyados, horarios un poco extraños, etc.
Comenzamos la jornada cuando el sol empezaba a molestar un poco menos y la polémica Azelia Banks hacía ya bailar a unos cuantos en el Escenario Principal con su flow rapero neoyorkino. No fue santo de nuestra devoción pero lo que es indiscutible es que unos cuantos se vieron hipnotizados por su actuación. Eso si, programada durante la noche la hubiese convertido seguramente en uno de los platos más fuertes del festival.
De ahí saltamos a otra fiesta. Esta vez, de toques electro-pop llenos de alegría y buen rollismo. Los gipuzkoanos Grises congregaron a unos cuantos fieles bajo el autobús que no pararon de moverse mientras el sol empezaba a desaparecer entre las montañas. Un recital de indie estupendo, a voces (chica-chico), donde se marcaron un repaso rápido a los temas más destacados de sus tres trabajos de estudio.
De ahí a ver cómo se portaban los chicos de Catfish & The Bottlemen con bocata en la mano. No muy conocidos por estas tierras pero bastante respetados por el público británico, que llegó a llenar el Carpa Stage. Su propuesta de brit-rock llegó a convencer a los que se veía que acababan de descubrir a los de Gales y eso siempre es buena señal.
Mucha energía sobre las tablas, unas voces impecables al igual que su ejecución. A pesar de su juventud y de sólo tener un LP en el mercado, seguro que estos chicos terminan comiéndose el grueso de festivales mundiales. Al menos la fórmula ya la conocen.
Unos pocos pasos hacia el Escenario Grande ya que nos esperaban los “cabezas” de la noche. Y lo entrecomillo porque, al igual que a mucha gente, The Jesus & Mary Chain realmente no nos parecían el plato fuerte de la jornada. A pesar de venir a tocar íntegro su maravilloso “Psychocandy”, uno de los discos más importantes para entender toda la ola Shoegaze que surgió tras esa época, fuimos muy muy pocos los asistentes a su directo, y eso que tan sólo una banda en el bus de Red Bull se solapaba a esa hora.
Si que es verdad que era un estilo y una hora un poco malos para lanzarse a una aventura caótica y gris como la de su propuesta y eso hizo que su directo, a pesar de que en lo musical fue impecable, quedase al final un tanto vacío y seco. No pocas fueron las voces que decían que su concierto debería, quizá, haberse cambiado por el de Alt-J en el Escenario 2. Los de Leeds si que reunieron a un buen número de personas buen rato antes de que salieran a escena.
En lo musical, Alt-J se mueven entre varios estilos, desde el Trip Hop, la electrónica o el rock más árido (“Left Hand Free”). Acompañados en todo momento por un espectacular juego de luces, a pesar de que el tamaño del segundo escenario no daba para mucho y unos potentes bajos, el trío tuvo ocasión de hacer un repaso a su último trabajo, aunque el público lo que más agradeció fueron los temas de su debut como “Matilda” o “Breezeblocks” con la que terminaron a voces entre los aplausos interminables de los asistentes.
Ben Harper y su banda, The Innocent Criminals, quienes ya estuvieron encabezando la primera edición del Bilbao Live (así se llamaba) en 2006, fueron quienes pusieron punto y final a la noche antes de que empezasen las horas de fiesta en los escenarios pequeños. Una vez más, creemos que las 12:30 de la noche no es la mejor hora para su propuesta y más teniendo en cuenta que antes que él habíamos tenido a Alt-J. De todas maneras, demostrando la clase que tiene él y su banda, ofrecieron un set lleno de buenos temas de rock elegante y tranquilo.
Sin duda otro de los ganadores de la noche por demostrar clase y estilo a pesar de que el contexto festivalero no era el más idóneo para ellos. De ahí en adelante, lo que aguantásemos el resto de la noche, que no fue mucho, pero si que nos quedaron algo de fuerzas para ver la pinchada de Chromeo, quienes se cayeron del cartel en la pasada edición y en esta volvieron a ser confirmados, al menos, en formato Dj Set, que nos tuvo bailando hasta eso de las 4 cuando nuestros cuerpos no aguantaban ya mucho más.
Sábado 11 de julio
Llegaba la última noche del festival y quisimos empezarla desde primera hora para no perdernos a los bilbaínos Señores. Estos chicos, a quienes seguimos desde sus humildes inicios (aún recuerdo lo impresionado que me dejó su paso por el Villa de Bilbao en 2012), no han parado de crecer y de tocar por todos los puntos de la Península.
Era la enésima vez que veía al cuarteto y fue una en las que se les vio más contentos y entregados, a pesar de que para los dos primeros temas éramos muy pocos los que nos encontrábamos en el Escenario 2. Tocaron los dos temas de su más reciente EP “Verbena en la Plaza del Pueblo” y varios de sus anteriores referencias y no pararon de recordar lo emocionados que se encontraban por participar en un cartel como el de la 10º edición del Bilbao BBK Live. Nada nuevo para los que les conocemos, pero seguro que con su actuación encandilaron a unos cuantos que les veían por primera vez.
Con una sonrisa en la boca nos acercamos a la fiesta que ya estaban montando Vintage Trouble en el Escenario Principal. Los de Los Ángeles contaban ya con un buen número de incondicionales que desde primera hora hacían sitio para el plato fuerte de la noche y supieron entretenerles de lo lindo. Con una especie de joven James Brown como vocalista que no paraba quieto y quien incluso se animó a nadar entre el público, dieron un buen recital de soul con tintes rockeros, perfecto para este tipo de citas.
Un buen rollismo que se apagó ligeramente con la actuación a continuación de los irlandeses Kodaline. A pesar de verse ante una gran cantidad de público, su propuesta de indie tranquilo a lo Coldplay, apagó un poco las ganas de fiesta de los fans de Muse (parece que no había más aquella noche). Sus piezas, bien cuidadas y ejecutadas como la famosa “Love like this” hicieron del atardecer un momento bastante único e incluso llegamos a emocionarnos un poco con el cierre de la mano de “All I Want”.
Por el hecho de asegurarnos un sitio más o menos decente para Muse y viendo la cantidad de gente que empezaba a agolparse en el Escenario 1, nos quedamos sin ver a The Ting Tings, cosa que no dolió tanto ya que les pudimos ver en su anterior visita, y sinceramente andan algo de capa caída tras esa buena época del “Shut up and let me go” o “That’s not my name” que seguro no faltaron en su set list.
Desde las pantallas del Escenario Bilbao les tuvimos que ver, mientras hacíamos tiempo para el salto de Of Monsters and Men. Por esas mismas pantallas anunciaron que uno de los islandeses estaba enfermo y la banda (OMAM) se veía obligada a recortar su set. Ni tan mal, teniendo en cuenta que en cuanto salió el “mensajito” muchos ya pensamos que cancelarían.
Salieron en escena, en formato orquesta y enseguida conquistaron al público bilbaíno tirando de clásicos de ese maravilloso disco debut que publicaron hace 3 años e incluyendo algún que otro corte de su recientísimo último trabajo. “Dirty Paws” y “Little Talks” con sus peculiares “EH” lograron meter al público de lleno y convencer a pesar de que hicieran un set más reducido. Desconozco quién era el miembro malo, pero la verdad que todos los músicos que estaban en escena lo dieron completamente todo el rato que estuvieron sobre las tablas.
Y por fin llegó uno de los momentos más esperados por el festival. ¡¡La lluvia!! Un Bilbao BBK Live no es nada si no llueve al menos algunas horas. ¿A quién queremos engañar? ¡Esto es Bilbao! La verdad que la lluvia pasó bastante desapercibida y no llegó a ser ni siquiera molesta. O igual es que teníamos demasiadas ganas de ver a Bellamy y los suyos. 10 minutos más tarde de la hora estipulada, Muse salían a escena entre el más grande de los jaleos.
La intro grabada de “Drill Sergeant” dio la pista de que sería “Psycho” el tema con el que se estrenarían en Bilbao en su primer concierto desde 2006 en la capital vasca (ay, qué recuerdos). Y con él, llegó la locura. Vale que no es mi tema favorito de su último trabajo (del que por cierto os hablamos por aquí hace poco), pero he de reconocer que en directo gana bastante. Se empezaron a ver los primeros saltos y brazos en alto, y fue un puntazo que ante ese climax inicial optaran por seguir su set con “Supermassive Black Holes” y la potente “The Handler”.
No tardarían en llegar los clásicos como “Plug in Baby” o “Hysteria” que aunque eran de los discos viejos, la gente parecía conocer (luego explico por qué digo esto). Hicieron el primero de los guiños a su cambio de aires tocando “Resistance” después de “Dead Inside”, pero aparte de eso, fueron todo temas rockeros y de los Muse que más nos gustan (vamos, ni rastro de “The 2nd Law”). El momento más especial de la noche y probablemente del festival para un servidor, vino con “Citizen Erased”.
No daba un duro por ver este tema en directo y menos después de la espantosa renovación que han hecho con sus últimos trabajos, pero cayó. La mayoría de la gente ni la conocía ya que no llegó a ser single del “Origin of Symmetry”, o a saber cuál es la razón. La cosa es que me vi prácticamente sólo (al menos en mi zona) cantando como un loco ese estribillo y sintiendo ese espectacular sólo en el intermedio antes de entrar en la zona de calma y piano. Después de eso, ya todo me daba igual.
Pero mi orgasmo musical vio continuidad con “Apocalypse Please” otro de esos temas antiguos que poca gente parecía conocer y recibió muy poco apoyo. Para el final se habían dejado las cartas que nunca fallan, “Time is Running Out” o “Starlight” mezcladas con otras dos nuevas, dieron paso a “Uprising” y “Knight of Cydonia” tras el bis, para acabar con toda la gente volcadísima. Perdí completamente la noción del tiempo, pero diría que fueron hora y media larga de actuación, de esas que pocos grupos saben ofrecer.
Tras esto, poco más quedaba que celebrar lo que acabábamos de vivir. Muse ya no son lo que eran en estudio, pero en directo siguen siendo unas máquinas digan lo que digan. La fiesta que elegimos fue la de Delorean y su elegante propuesta de electrónica delicada, y Trajano en el escenario bosque que sólo se usaba de noche. La fiesta de cumpleaños les había salido redonda a los organizadores.
El día antes de empezar tan sólo el sábado estaba Sold Out, pero Jueves y Viernes se llenaron durante sus respectivas tardes, por lo que se puede hablar de nuevo de éxito en taquilla. Y éxito diría yo también que sobre los escenarios, a pesar de los muchos “peros” que siempre van a estar ahí, la conclusión que podemos sacar es que el Bilbao BBK Live, aunque ya no apueste tanto por grupos de culto como esos Radiohead, R.E.M. o Pearl Jam de otras ediciones, sigue sabiendo trabajar y organizar buenos saraos en el más exclusivo de los lugares dentro de la Villa.
Fotos: Rythm And Photos – Music Snapper