Muse – Drones

muse-dronesTarea difícil la de ponerse a analizar el séptimo trabajo de los británicos Muse. Habiendo sido una de mis bandas fetiche durante años, y habiendo sufrido una de las mayores decepciones con su anterior disco, he de reconocer que me daba bastante respeto ponerme de lleno con su nueva referencia. El trío liderado por Matt Bellamy llegó a editar uno de los mejores álbumes del nuevo milenio, por ello se pueden llegar a entender los palos que recibieron hace 3 años, cuando The 2nd Law vió la luz. Curiosamente, y esto no es la primera vez que pasa, ha sido en el último lustro cuando se han hecho más grandes y populares a nivel mundial. Pero eso, requiere un estudio aparte en el que no quiero meterme ahora.

Drones empezó con buen pié con la publicación de hasta cuatro adelantos, semanas antes de su fecha de estreno. No se si fue una medida premeditada, pero consiguió que a mucha gente se le fuera ese “miedo” a composiciones nuevas de Muse. Allá por mediados de marzo llegó a nuestros oídos “Psycho” y aunque muchos lo escuchamos con cierto recelo en un principio, gustó y mucho, ver tanta presencia de guitarra, disparando un riff protagonista que no cesa durante todo el corte. Pero, ¡un momento!, yo conocía ese riff de antes. Y si, se lo había escuchado a Matt en distintos directos.  Efectivamente, esas famosas notas que llevan sonando en los escenarios desde 1999, por fin conocían una continuidad. ¿Acaso esto era un guiño a sus primeras referencias y una idea de por dónde iban a tirar las riendas de este Drones? En aquel momento no podíamos confirmarlo, pero ahora sí.

Drones no es ni mucho menos un Origin of Symmetry (2001)  o un Absolution (2003), pero desde el cambio que empezaron a pegar con Black Holes and Revelations (2006), pocas veces habíamos visto tanto trabajo y protagonismo de la guitarra. Y eso en una visión generalista, le hace ganar bastantes puntos. “Dead Inside” es el tema de transición. Un bajo futurista con toques electrónicos acompaña la particular voz de Matthew Bellamy con sus subidas y bajadas de tono, hasta un final melódico donde aparecen por fin acordes de guitarra limpia. Un corte sencillo, fácil, pero efectivo. Lo dicho, una transición de lo que venían siendo desde 2006, a el Muse del presente.

Tras unos segundos de discurso de “El Sargento de Hierro” y la aplastante “Psycho”, llega el optimismo de “Mercy”, tema que perfectamente podría estar incluido en el BHAR con sus coros a lo Queen y sus melodías de rock de estadio a lo Coldplay. Quizá lo más importante se encuentra, una vez más, en la última parte del corte, donde la batería se vuelve aplastante y heroica. Perfecto final para dar paso a uno de mis favoritos del álbum. Un tapping abre la rotunda “Reapers”. Aquí si que estamos escuchando a los Muse de principios de siglo. Falsetes y guitarras imposibles se dan la mano y nos sacan una sonrisa. Hay tiempo incluso para solos de guitarra, algo de zapatilla en las estrofas y un final a lo Rage Against the Machine.

Lo mejor de todo es que este oasis guitarrero no se acaba y aún queda lo mejor. Riffs potentes, un magistral solo de guitarra en el ecuador del tema y un final épico, hacen de “The Handler” uno de los mejores cortes de la banda en los últimos 10 años. Pequeño descanso con el discurso de JFK, que marca el punto de inflexión del disco. Ese ambiente apocalíptico y de caos que se nos presenta en los primeros minutos del disco, se torna liberador y lleno de esperanza en la última parte del redondo. De libertad nos habla “Defector” el tema que de nuevo nos trae a la memoria la magnificencia de Queen, y de cambio, “Revolt”, quizá el tema más pegadizo del disco. Canción con corte de rock 80tero, sencillo en la instrumentación pero con un gran trabajo vocal.

Y de ahí, al momento de la resurrección. Hemos conseguido la victoria frente a esos “drones” que controlan nuestras vidas y volvemos a nacer. “Aftermath”, con una guitarra sospechosamente parecida al riff principal de “One” de U2 abre las puertas a un nuevo mundo. Melodía delicada y ritmo pausado, con un desarrollo ascendente que nos presenta a los Muse más humanos. Sin paranoias ni conspiraciones. “The Globalist” que arranca con unos silbidos del oeste americano a lo “Knight of Cydonia”, es probablemente la oveja negra del disco. 10 minutos que arrancan con la épica de Ennio Morricone y poco a poco se transforma en una sucesión de riffs metaleros intensos que se pierden en el tiempo a la entrada de un piano solitario. El tema no es malo, pero te da la sensación de haber escuchado un refrito de los momentos más carismáticos de los británicos y al final te deja una sensación de indiferencia. Para más desconcierto, la propia “Drones”, pieza a capela de corte eclesiástico que se ocupa de cerrar el disco.

A pesar de los minutos finales del álbum que te dejan bastante torcido, Drones convence. Drones nos recuerda lo que fueron Muse en su momento y, aunque se muestran incapaces de superar piezas mágicas de anteriores trabajos que quedarán para siempre marcados en la historia de la música, el mero hecho de acercarse a esos sonidos y alejarse de la experimentación fallida de anteriores batallas, les vuelve a otorgar el crédito que se merecen. Ahora sólo queda rezar a San Freddie Mercury para que sigan por esta senda en sus futuras composiciones, y podamos seguir disfrutando de una de las bandas de rock más interesantes del siglo XXI.

1.Dead Inside
2.Drill Sergeant
3.Psycho
4.Mercy
5.Reapers
6.The Handler
7JFK
8.Defector
9.Revolt
10.Aftermath
11.The Globalist
12.Drones

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