Crónica: Defeater y Caspian en Manchester

Defeater / Caspian / More Than Life / Goodtime Boys
22 de enero de 2014
Sound Control, Manchester (UK)

defeater_caspianTriplete de hardcore de la mano de Goodtime Boys, More Than Life y Defeater, con unos invitados de lujo, Caspian, que pocos entendían que hacían en el cartel, aunque algunos como en mi caso, lo celebramos fervientemente. Realmente, compañeros de cartel curiosos los hemos podido ver en numerosas ocasiones, sin ir más lejos, en la pasada gira europea de The Dillinger Escape Plan que se llevaron a Maybeshewill como teloneros; u otro caso con los propios Caspian, quienes ya estuvieron el pasado otoño por estas tierras abriendo para Him. Al fin y al cabo, lo importante en una noche así, es saber valorar lo que hay que valorar de unos músicos, y que no es más que su actitud y su presencia sobre las tablas, independientemente de quienes vayan a tocar después. El “triunfo” por mayoría del hardcore (3 a 1) hizo que el 98% de la sala estuviese poblada por seguidores de dicho estilo, y fueron estos los conciertos con más ovaciones y más apoyo. Aunque fueron al menos las bandas acompañantes las que supieron apreciar lo que los chicos de Boston hicieron esa noche. Pero primero centrémonos en cómo empezó la noche.

Los encargados de abrir la noche, con algo de retraso, fueron los chicos de Goodtime Boys. Formación de emo-punk, que venían presentando un split junto a Self Defense Familiy (reciente fichaje de la escuela Deathwish Inc. y teloneros de Touché Amoré en su última gira). Fueron 30 minutos de agónico hardcore con mucha letra y una voz ronca que hizo que su actuación no fuese lo sobresaliente que en un principio se había podido suponer. Musicalmente tienen un poderío que no lo duda nadie, pero el detalle de la ronquera del vocalista hizo que sus canciones perdieran algo de encanto.

Les siguieron los también ingleses More Than Life, con una propuesta de hardcore apasionado y lleno de emotividad, lo cual sirvió perfectamente de puente hacia la actuación de Caspian. Con tres álbumes de estudios a sus espaldas, y ninguna referencia cercana en el tiempo, se centraron en tocar sus temas clásicos que en más de una ocasión fueron coreados e incluso “bailados” por el público. Cortes que llevan todos una dinámica similar, guitarras llenas de delays van introduciendo el tema poco a poco mientras el resto de instrumentos se van uniendo a medida que lo hacen las voces cada vez más embrutecidas, hasta la explosión final; y así hasta completar de nuevo otra media hora.

Momento de los más esperados de la noche para un servidor. Caspian se subía al escenario con un complicado reto por delante, convencer a un público hardcore con su propuesta relajada y ambiental. Personalmente, su actuación fue una vez más de diez, pero dudo que la mayoría de gente pensase igual al terminar su set, ya que se notó bastante frialdad a lo largo de sus temas. Un set list curioso, de tan sólo 5 cortes (hay que tener en cuenta la duración de dichos temas), que comenzaron con “Fire Made Flesh” tema que va aumentado progresivamente y que encaja de lujo para ir abriendo boca. Le siguió “Malacoda” un tema ya clásico de sus directos y “The Heart that fed” una de las composiciones nuevas que publicaron el pasado otoño en su más reciente EP. Desgraciadamente, la gente en los conciertos seguirá sin respetar al músico por regla general y en los momentos más tranquilos de sus temas se podía escuchar a las filas de atrás hablando sin preocuparles de lo que tenían delante suyo. Llegaba el momento de cerrar su actuación, y no podían hacerlo de otra manera que con la mágica “Sycamore”, tema que siempre estará al final de sus setlist, con ese despliegue de tombs, cajas y platos extra en la que toda la banda se pone a tocar, como si de un ritual étnico se tratase, mientras las melodías de sus guitarras se van disipando de fondo. Caspian volvieron a cumplir, y como dijo el propio cantante de Defeater, demostraron por qué son “lo mejor en lo que hacen”.

Y llegaba ya el momento cumbre para muchos, decidimos echar unos pasos atrás para evitar empujones y los saltos de la gente desde el escenario y disfrutar de la actuación de Defeater de la forma más cómoda posible. El público demostró que no se había dormido en la actuación anterior (aunque en ocasiones lo parecía) y con los primeros acordes de “Bastards” la gente se vino arriba y empezó a enloquecer. Fueron uniendo los primeros temas prácticamente sin más pausa que el recordatorio del cantante de que tuvieran cuidado con él ya que andaba con problemas en una pierna. A pesar de haber publicado el pasado verano su aclamado “Letters Home”, su setlist estuvo más centrado en los clásicos de la banda como “Red Father”, “The Red, White and Blues” o “A Wound and scar”. Un recital de esa escuela que algunos han llamado “The Wave” (Touché Amoré, La Dispute…) de sobresaliente. Las voces estuvieron clavadas y fueron sin duda las protagonistas de la noche llenas de rabia y actitud.

A pesar del tono de agresividad que estaba tomando su concierto, llegó el momento de coger la guitarra acústica y presentarse en solitario ante la gente para interpretar su tema más amigable y dulce “I Don’t Mind” coreado por la gran mayoría de la sala y que lo convirtió en uno de lo momentos más especiales de la noche. Sin soltar la acústica, el resto de músicos reapareció para interpretar “But Breathing”, otro de esos temas de corte alegre y con un aire algo folk. La dupla “No Savior” y “No Shame”, de su último disco, volvió a poner la palabra hardcore sobre el escenario para ir cerrando una noche intensa. Una noche que acabó como lo hacen los chicos de Defeater en su más reciente referencia, gritando su “and all I see is that bastard in me” de “Bled Out” dejándose el pecho y creando un final épico. Aquella noche nos sirvió para reafirmar a los de Massachussets como uno de los grandes en esto del hardcore moderno y a Caspian entre los más grandes del Post Rock, y todos contentos.

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